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"En  la  escalera de la Torre de  la  Victoria,
habita desde  el  principio  del    tiempo  el 
A Bao A Qu, sensible  a  los  valores  de las
almas  humanas.  Vive en  estado letárgico,
en el  primer escalón, y  sólo  goza  de vida 
consciente cuando alguien sube la escalera. 
La  vibración  de  la  persona  que  se  acerca le infunde  vida, y  una  luz
                        interior  se insinúa en él.  [...] Cuando  alguien  asciende 
                        la  escalera, el A Bao A  Qu se coloca en los  talones  del 
                        visitante y sube prendiéndose del borde de los escalones
                        curvos  y  gastados   por  los  pies  de   generaciones  de 
                        peregrinos.  En  cada  escalón  se  intensifica su color, su 
                        forma se  perfecciona  y  la  luz  que  irradia  es cada vez 
                        más brillante. Testimonio de  su sensibilidad es  el  hecho de que sólo logra su forma perfecta en el 
                                                                                último  escalón,  cuando el que sube es un ser  evolucionado 
                                                                                espiritualmente. [...] Su vuelta a la vida es muy breve, pues 
                                                                                al  bajar  el  peregrino,  e l A Bao A Qu rueda  y cae hasta el 
                                                                                escalón inicial, donde ya apagado y semejante a una lámina 
                                                                                de contornos vagos  espera al  próximo  visitante.  [...]  Hay 
                                                                                quien  dice  que  mira  con  todo  el  cuerpo  y  que  al  tacto 
                                                                                recuerda  la  piel  de  durazno.  En  el  curso de los siglos, el 
                                                                                A  Bao  a Qu  ha  llegado  una  sola  vez  a  la  perfección..."
                           Jorge Luis Borges, 
        Margarita Guerrero "A Bao A Qu"   
El Libro de los Seres Imaginarios 1957