Nuestro continente está ahí, es ese mueble, nuestro territorio es ése, míralo, nosotros somos esos pingüinos.
La rigidez conduce a la muerte. La flexibilidad a la vida. Hay algo rígido en nuestra tierra que puede ser lo más flexible en el agua... y está el tiempo y hay algo más que hacer que la espera"
Mi obra se basa en el paisaje social que nos rodea. Y es un grupo de pingüinos, o grupos de éstos. Entonces quiero que de mi obra surja la reflexión sobre un estado, tal vez el de angustia. Parto de que un grupo puesto en estado reflexivo nunca llega a respuestas alocadas. (Esta es la fortuna que auguro a quienes sean espectadores para pasar a ser actores.) El estado de angustia genera soberbia, irascibilidad, ego que puede ser reconocido pero... al no ser autorreferente, no satisface. De aquí es que las políticas se basen en el temor y de éste las crisis. Trato de ser una palanca para continuar reflexionando lo dicho por Einstein: "De las crisis se sale con osadia y creativad".
Nacimos en un paisaje natural y con este nacimiento obligamos a que cada integrante del paisaje social se corra un poquito para hacernos un lugar. Lugar éste que comenzamos a ejercer aún en la inacción y que cada vez resulta más grande en relación directa a nuestro crecimiento físico. Transutamos esto y producimos aquello para proyectar la visión interior propia del paisaje hacia el que existirá mañana creándose otro espacio en otro tiempo.
¿De qué sirve entonces el arte colectivo o la acción común creativa? Pues para esto; para interpretando cada uno la propia visión parcial de la realdad, en sumatoria reconstruir y construir una reflexión que nos dé valor para enfrentar, con una suerte de bagaje válido, la próxima realidad del paisaje, tan nueva como aquella que enfrentamos al nacer.